martes, 25 de octubre de 2011

El poder del fútbol no tuvo piedad

El poder del fútbol derrumbó a una persona que parecía invencible: Rubén Ale. Un hombre acostumbrado a salir indemne del accionar de la Justicia y de la acción de varios Gobiernos, se fue del club que tanto ama por problemas de salud y severemante cuestionado por un grupo de hinchas.
La "Chancha" fue sobreseído de los crímenes de los Gardelitos en diciembre de 1986 y del homicidio de Juan Andrés Salinas, en enero de 1993. A pesar de todas las denuncias en su contra, la Justicia no encontró pruebas para juzgarlo por el caso de la desaparición de Marita Verón, situación que no ocurrió con María Jesús Rivero, su ex pareja y que se prepara para enfrentar un tribunal.
Como empresario tuvo su momento de gloria con la remisería 5 Estrellas. No le tuvo miedo a la topadora que colocó en 1997 el ex gobernador Domingo Bussi en la plaza Independencia como un mensaje para amedrentar a las mafias y a la ilegalidad. Tampoco le tembló el pulso cuando mandó a su ejercito copar la Jefatura de Policía como protesta por los operativos que se habían montado para erradicar a los remises truchos.
Y en San Martín encontró un refugio ideal. En sus tiempos de juventud, se hizo respetar a fuerza de golpes hasta que se adueñó del poder de la tribuna de calle Rondeau. Ya mayor y curtido en la vida, se propuso salvar a la entidad como integrante de la Gerenciadora Deportiva del NOA. En tres años logró casi un milagro deportivo: llevar al equipo de sus amores de la Liga a Primera. Semejante acontecimiento le abrió varias puertas. El gobernador José Alperovich lo atendió cuando presentó la maqueta de la ampliación de La Ciudadela, obra que nunca se concretó, a pesar de que miles de hinchas hicieron su aporte económico. Julio Grondona también lo recibió y lo consideró como uno de los dirigentes modelos del fútbol argentino.
El sueño, de la mano de los fracasos deportivos y por los manejos cuasi dictatoriales del club, se fue rompiendo lentamente. Como presidente del club, cargo al que accedió en 2006, tomó algunas medidas que socavaron aún más su poder. Primero rescindió el contrato con la Gerenciadora y comenzó la debacle en los campos de juego. Después no hizo nada para detener la golpiza que recibieron los hinchas el día que el "santo" descendió al Argentino A. Su detención por una causa de usurpación de tierras fue otro duro golpe para él y su gente. Pero fue el levantamiento de los hinchas que lo acorralaron hasta que su salud se comenzó a deteriorar. Fue el poder del fútbol el que terminó dejándolo entre las cuerdas hasta que se fue por la puerta de atrás.

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