Estuvo tres temporadas en Primera y descendió por culpa del promedio; es el equipo del interior con más campeonatos Nacionales. Único caso en el país de un club que en su región supera en cantidad de hinchas a Boca. Su presente conjuga un intento de reordenamiento institucional y la urgencia de volver a la B Nacional.
San Martín de Tucumán es sinónimo de pasión, grandes equipos, notables jugadores, campañas inolvidables, concentrados una historia que no muchos clubes pueden emular en el fútbol del interior. Sin embargo, en el último tiempo se convirtió en una muestra palmaria de cómo el fútbol puede mutar con total impunidad de una inigualable herramienta de comunicación popular a instrumento de siniestros personajes.
Como dato de su popularidad vale este dato: en la temporada 1992/1993 compartió el tercer lugar en cantidad de entradas vendidas en el campeonato de Primera División de AFA junto a Talleres de Córdoba. Otro gigante caído en desgracia.
Es el único club de la Argentina que en su región tiene más hinchas que Boca Juniors; con 16 presencias es la entidad del interior con más participaciones en los viejos campeonatos Nacionales. El más grande del norte argentino logró tres ascensos a Primera División, y en ningún caso pudo sostenerse más de una temporada, no como consecuencia de su campaña, sino por esa espada de Damocles que es el promedio para los equipos recién ascendidos.
Este enorme capital, que se agiganta con datos imposibles de concentrar en una nota periodística, fue despilfarrado. Entró en una profunda crisis a principios de los 2000, cuando en poco tiempo cayó de la elite del fútbol argentino a la primera local y emergió, pero con un costo altísimo.El polémico Rubén Alé fue presidente de San Martín
en su ascenso de la Liga local a la Primera de AFA.
Desde la barrabrava al sillón de la presidencia. Rubén “La Chancha” Alé, jefe de la barrabrava de San Martín de Tucumán es un personaje inscriptos tanto en las páginas policiales como en las deportivas en la historia moderna del “Jardín de la República”.
Cabeceilla de la “Banda de los Alé” que supo azotar la capital de la provincial, se postuló como concejal y legislador por el menemismo, alguna vez tuvo una flota de 3 mil remises, y poco más de un par de años le llevó meter a San Martín en un viaje de regreso entre la Liga local y la Primera División de AFA, con Carlos Roldán como entrenador.
Susana Trimarco, la madre de Marita Verón, la joven secuestrada en 2002, lo acusó de “manejar la mafia de Tucumán” y de ser “el responsable de la desaparición” de su hija.
El único negocio legal que se les conoció fue su gigantesca remisería Estrella 5, que según dicen contaba con una estructura de comunicaciones más sofisticada que la policía tucumana. Como dueña legal figuraba María Jesús Rivero, ex esposa de Rubén Ale y acusada como autora intelectual de la desaparición de Marita Verón el 3 de abril de 2002.
Alé renunció formalmente a la presidencia de San Martín en octubre de 2011, y lleva cuatro meses detenido en un hospital, acusado de usurpación de terrenos públicos y otras fincas. A cargo del club quedó el vicepresidente Abraham Salame, obligado a renunciar a fines de noviembre último.
Emilio Luque, propietario de la cadena de supermercados más grande de Tucumán (a excepción de las internacionales), ganó las elecciones y asumió el cargo de presidente en diciembre de 2011, como emergente de una movida de socios y simpatizantes que pedía la salida de la Banda de los Alé.
El club está en convocatoria y mientras la gestión Luque trata de encauzar lo institucional no pierde de vista el principal objetivo de su gestión, que es devolver al club a la Primera B Nacional, sitio que perdió en la última Promoción a manos de Sportivo Desamparados de San Juan.
Como herencia recibió al entrenador Pedro Damián Monzón, sostenido por la buena campaña del equipo, hasta que en el cierre de la primera fase del Argentino A impulsó su propio despido luego de agredir al gerente del club en un hotel de Sunchales.Víctor Beraldi, que ingresó de última por Bruno
Lescano, cumplió con una buena actuación ante Talleres.
Un largo invicto perdido en los escritorio.Diecisiete partidos invicto estuvo esta temporada San Martín de Tucumán. Su primera derrota fue en los escritorios (por la agresión desde las tribunas a un jugador de Alumni de Villa María), y en la cancha conoció la derrota recién en el inicio de esta etapa, cuando Crucero del Norte lo derrotó 2-0 en Misiones.
Su victoria 2-1 del último sábado ante Talleres de Córdoba interrumpió una serie de 10 empates y más de 100 días sin ganar en el estadio de “La Ciudadela”. Fue la primera gran victoria en la gestión del “Tigre” Amaya (reemplazante de Monzón).
Su arquero es Lucas Hoyos, a préstamo de Newell’s y en 2009 formó parte de los planteles juveniles de AFA que comandaba Sergio Batista. Se para con una línea de cuatro en el fondo que conforman Leonardo Hoyos (de las divisiones inferiores), el primer marcador central es Emanuel Loschbor (hermano del ex jugador de Racing y Central, con pasado en Racing de Córdoba).
Completa la zaga Hernán Mattiuzzo (ex Chicago y Huracán de Comodoro Rivadavia). El lateral izquierdo ante Talleres fue de Pablo Vergara, pero venía jugando Bruno Lescano, quien en su carrera se ha desempeñado como carrilero y le brinda una buena salida al equipo por ese sector.
Volvió Lucas Oviedo (ex Tigre), un volante derecho de notables condiciones y gran temporada en la última participación del Santo en Primera División; Hernán Pérez (ex Independiente y Almagro) y Héctor López conforman la pareja de doble cinco.
López consiguió ascensos con Atlético Tucumán, Patronato de Paraná y Gimnasia y Tiro de Salta. Para la victoria con Talleres el Tigre Amaya ubicó como volante por la izquierda a Víctor Beraldi (ex Talleres), y fue una de las grandes figuras de la noche.
La delantera responde a la clásica fórmula de uno por afuera y otro por adentro: Gustavo Ibáñez (único sobreviviente de la escalaba Liga local – Primera División) es velocísimo, hábil, y lo acompaña Gustavo Balvorín, el tucumano que saltó a la notoriedad en Gimnasia de Jujuy, después pasó por Vélez y Lanús y se hizo famoso por su festejo imitando una llamada telefónica.
Como curiosidad vale decir que regreso al campeonato Argentino A el mismo sábado de mayo de 2005 que Racing logró su ascenso, con aquella victoria 1-0 sobre Juventud de Pergamino con gol de Oscar Altamirano.
Sus caminos volverán a encontrarse, esta vez cara a cara, el domingo a las 17 en el “Buglione Martinese”.
